CANCIONES
FOLKLÓRICAS .
FLORES DE MIMÉ.
A la orilla del río Verbena, de Maromé,
flores de mimé; tengo sembrado,
azafrán y canela verbena, de Maromé,
flores de mimé, pimienta y clavo.
En la falda de la montaña, de Maromé,
flores de mimé, estan sembrando,
un yucal, un cañal y canela, de Maromé,
flores de mimé y maíz morado.
Cuando quiero cantarle a mi chata, de Maromé
flores de mimé, con mi guitarra,
ensillo mi caballo plateado, de Maromé,
flores de mimé y voy montado.
PARINDÉ .
Folklorica.
Folklorica.
Parindé
titirigüi,
parindé trimanagé,
toma kiutuche, la cuadrine
titirigüi, trimanagé.
Apipirindonga
Apipiriyoro
Pluplú,pluplú, plupluplupluplú
Yo soy el indio gualcinse,
que vengu de tierra fría,
con mi cacaste en el lomu,
y muchas cositas dentru
También yo traigo a mi negra
A pasearlu a la fiesta
Le compru medio de atole
Al uso del español
Mañana que yo me vaya
El cacaste dejaré
Y las cositas te encargo
Negrita, olorosa a té.
toma kiutuche, la cuadrine
titirigüi, trimanagé.
Apipirindonga
Apipiriyoro
Pluplú,pluplú, plupluplupluplú
Yo soy el indio gualcinse,
que vengu de tierra fría,
con mi cacaste en el lomu,
y muchas cositas dentru
También yo traigo a mi negra
A pasearlu a la fiesta
Le compru medio de atole
Al uso del español
Mañana que yo me vaya
El cacaste dejaré
Y las cositas te encargo
Negrita, olorosa a té.
LEYENDA.
LEYENDA DEL LAGO
DE YOJOA.
Libro Canasta Folklórica Hondureña, de Eduardo Sandoval.
De la dilatada llanura del tiempo, de donde las
rosas negras de lo ignorado hoy, cubren los reinos muertos de lo que fue, viene
esta raíz de oro que se llama Tradición del Lago de Yojoa: aroma de sepultada
civilización, luz auténtica de la que alumbró las fogatas de Copán grandioso,
de los que encendió el alma acrisolada de los Mayas, es esta leyenda que una
vez oímos de boca de los contadores de cuentos en los caminos reales.
Pues es tiempo de saber ya, que en el espacio que
ocupa actualmente el Lago de Yojoa, se extendía una bellísima población,
asiento de un poderoso Cacique, padre de tres hijos: un varón y dos mujeres,
codicia éstas de mancebos apostados y bizarros, cuya fama de bellas y
adorables, traspasó los umbrales del reino de Copán. Los Príncipes de aquel
rico como poderoso reino, percatados de que estas niñas estaban en flor y que
la primavera del amor reventaba por sus encantos corporales, dispusieron de las
malas artes de una vieja bruja a falta de las buenas y nobles del verdadero
amor, para poder robárselas, como medio fácil para ser dueños de las flores que
embalsamaban el pensil que media entre los picos de Meámbar y el majestuoso
Maroncho o Sta. Bárbara.
Consumado el rapto, al influjo de los poderes
mágicos, el noble padre, desesperado por el robo de sus Princesas, dispuso
inconsolable mandar a su hijo en busca de sus dos pobres niñas secuestradas en
la ciudad real de Copán.
Aunque la empresa era peligrosa para el héroe que
la desempeñara, este hermano de las raptadas no se arredró y al efecto, con el
mayor sigilo, realizó su éxodo, hacia donde el sol se pone, cruzando ríos
caudalosos, montañas inextricables y tierras de enemigos, todo lo cual logró
efectuar sin que le pasase nada, hasta que al término de aquella luna, salvó
las guardias que velaban por la floreciente ciudad maya Copán.
Pesquisando con el mayor tino, al fin averiguó a
punto fijo, el lugar donde guardaban los Príncipes a sus hermanas, habiéndose
disfrazado para frecuentar los lugares públicos, de indio vasallo de los
copánides. Mas, viendo que le era imposible libertar a sus hermanas, por medio
de la fuerza, aplicó sin saberlo, el dicho nuestro, de fuego contra fuego, es
decir empleando las mismas armas que indecentemente usaron los magnates de
Copán.
Una vieja bruja, enemiga de la que había prestado
ayuda a los Príncipes, para consumar sus planes, supo por arte secreto, la
misión del hijo del Cacique de Yojoa y buscándole, le encontró, ofreciéndole
acto continuo ayudarle en su laudable cometido. Hizo la bruja ciertas cábulas,
que dieron por consecuencia una maravilla: el encerrar a las dos Princesas
raptadas en un huevo, para mayor comodidad en llevarlas a su país natal, huevo
que fue entregado al joven príncipe de Yojoa, con la recomendación de
conducirlo muy cuidadosamente, hasta llegar al palacio de su padre; que ya
puesto allá lo quebrara en la cabeza encanecida del ofendido Cacique, que en
hacerlo, saltarían las dos Princesas buenas y salvas a su lado.
Lleno de júbilo el joven emprendió su viaje de
regreso, salvando todos los inconvenientes de la ida. Después de mucho andar,
como dicen los cuentos, logró divisar su ciudad querida, rebosante de alegría.
Pero desgraciadamente aconteció que al tiempo de ascender las gradas del
palacio de su padre, del contento indescriptible, tropezó cayéndose y quebrando
el valioso huevo, que en una mano conducía, con el mayor cuidado.
Entonces fue grande la pena de su corazón y el
llanto desesperado de todo el mundo; mas, pasó con el contenido del encantado
huevo no secaba y más bien iba en aumento la humedad, hasta tener el aspecto de
un charco de agua clara, visto lo cual por todos fue objeto de veneración,
admiración y escrupuloso cuidado.
Día a día amanecía el pozo más grande y luego tuvo
el aspecto de un precioso estanque. Y así, sucesivamente, fue en aumento, hasta
que inundando la ciudad, la cubrió por completo, motivo por el cual, las ruinas
de la población, existen en la actualidad en el fondo del lago. De esa suerte
quedó formado el lago en la extensión que se le conoce.
El Príncipe heraldo participó del encanto, pues se
afirma que encerrado por las aguas del lago, se convirtió en hermoso lagarto de
oro, que se encarga de cuidar de las princesas, convertidas también en dos
bellas sirenas, que hacen el prestigio del precioso Lago de Yojoa. Toda esta
desgracia sucedió por haberse verificado el rapto de las dos hermanas,
codiciadas por su extraordinaria belleza y quizá por la venganza de la vieja
bruja burlada.
De las ruinas de la ciudad, sólo quedaron libres de
las aguas, las que el viajero puede contemplar hacia el lado de Los Naranjos,
al norte del gran depósito de agua.
COMIDAS TÍPICAS.
TORTILLAS DE HARINA PARA LAS
BALEADAS.
·
Ingredientes:
(Para 12 tortillas)
2 tazas de harina de trigo.
1/2 taza de agua.
1/2 taza de aceite para que queden suaves.
2 tazas de harina de trigo.
1/2 taza de agua.
1/2 taza de aceite para que queden suaves.
·
Preparación:
En un bol poner la harina, e ir agregando poco a poco el agua hasta formar una masa flexible para enrollarla en forma de pelota. Es muy importante amasar bien ya que esto es lo que va a permitir que la tortilla se infle y se cocine bien. Cuando la esté amasando vaya poniéndole el aceite poquito a poquito Dejar reposar por 10 minutos a temperatura ambiente.
Hacer 12 bolitas y dejar reposar cubiertas de una tela otros cinco minutos.
Enharinar la mesa de trabajo, y aplanar cada pelota hasta que quede muy fina (máximo unos tres milímetros de grosor). Agregar harina si es necesario. Si utilizas un plástico sobre la mesa de trabajo y lo enharinas y encima colocas la bolita con otro plástico y aplanas sobre de él, te va a ser más fácil manipular la tortilla, al ser tan delgada suelen romperse.
Calentar una sartén sin ponerle mantequilla. Cocinar las tortillas por un minuto de un lado, y voltearla del otro. Cuando empieza a inflarse puedes volverla a voltear. Continuar cocinando por uno o dos minutos. Es importante que la consistencia de la tortilla sea flexible, por tanto no la dores o tuestes.
Guardarlas en una tela para que el calor se mantenga. Se sirven calientes.
Consejo.
No le ponga sal a la masa ya que como luego ya la tomaremos con alimentos que ya suelen ser salados (queso, carne, salsas, etc?) no la necesitamos.
Aunque algunas personas pongan levadura en la masa nuestro consejo es que no lo haga. El truco está en amasarla bien. Así conseguiremos que sea más digestiva.
En un bol poner la harina, e ir agregando poco a poco el agua hasta formar una masa flexible para enrollarla en forma de pelota. Es muy importante amasar bien ya que esto es lo que va a permitir que la tortilla se infle y se cocine bien. Cuando la esté amasando vaya poniéndole el aceite poquito a poquito Dejar reposar por 10 minutos a temperatura ambiente.
Hacer 12 bolitas y dejar reposar cubiertas de una tela otros cinco minutos.
Enharinar la mesa de trabajo, y aplanar cada pelota hasta que quede muy fina (máximo unos tres milímetros de grosor). Agregar harina si es necesario. Si utilizas un plástico sobre la mesa de trabajo y lo enharinas y encima colocas la bolita con otro plástico y aplanas sobre de él, te va a ser más fácil manipular la tortilla, al ser tan delgada suelen romperse.
Calentar una sartén sin ponerle mantequilla. Cocinar las tortillas por un minuto de un lado, y voltearla del otro. Cuando empieza a inflarse puedes volverla a voltear. Continuar cocinando por uno o dos minutos. Es importante que la consistencia de la tortilla sea flexible, por tanto no la dores o tuestes.
Guardarlas en una tela para que el calor se mantenga. Se sirven calientes.
Consejo.
No le ponga sal a la masa ya que como luego ya la tomaremos con alimentos que ya suelen ser salados (queso, carne, salsas, etc?) no la necesitamos.
Aunque algunas personas pongan levadura en la masa nuestro consejo es que no lo haga. El truco está en amasarla bien. Así conseguiremos que sea más digestiva.
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